También hoy, destino Daroca
Ebullición
También hoy día, Daroca se ha constituido en destino muy concretamente para el mundo de la música. Fue a mediados de los 70. Se comenzaba a mover el mundo de las ideas. Había una ebullición en muchas cabezas que se preguntaban, cada uno desde su posición cultural y artística, de pensamiento y de que algo, ¿qué hacemos?” El profesor José L. González Uriol planteó en alta voz esta pregunta por aquel tiempo. Y además indicó la dirección por donde creía que se debía comenzar. La respuesta indicaba esa dirección. El punto de partida de ese mover algo en el mundo de la música en Aragón llevaba a Daroca. Una vez más, Daroca se convertía en destino. Había una figura y una fecha que propiciaban el comenzar algo positivo y hermoso: se acercaba la conmemoración del tricentenario de la muerte del famoso organista Pablo Bruna, el Ciego de Daroca, ya mencionado, nacido en esa ciudad en 1611 y fallecido en la misma en 1679. Un extraordinario punto de partida, el 24 de junio de aquel 1979 se reunieron en Daroca numerosas agrupaciones corales de Aragón para iniciar ese homenaje que iba a perdurar durante muchos años marcando una ruta indeleble hacia Daroca como destino, con la Música como bagaje.
Ya en aquel momento se oyeron algunas voces que iban a ser decisivas en la perennidad de este homenaje a nuestro insigne organista. En un acto académico, el Alcalde de la ciudad, José Antonio García Llop, en nombre de la población darocense, inició, con un cordial saludo de bienvenida a los participantes en dicho homenaje, un reiterado, año tras año, discurso de acogida y bienvenida a cuantos peregrinos de la música iban a acudir a Daroca al reclamo de la música de nuestro patrono músico Pablo Bruna. Se escuchó el sabio parlamento sobre Daroca, su historia y cultura, su arte y su música, de don Ángel Canellas, en aquellas fechas Director de la “Institución Fernando el Católico”, organismo de la Diputación Provincial de Zaragoza, que se constituía en fundamento espléndido y seguro de este homenaje, iniciando, con su real y apoyo, y prolongado ya durante treinta años, algo así como un “motum perpetuum” musical en alabanza de un singular hombre Aragón. Sonó al órgano el íntimo Tiento de 2º tono sobre la letanía de la Virgen del ciego organista darocense, Pablo Bruna, tañido magistralmente por el Profesor José L. González Uriol, alma y empuje hasta hoy, desde entonces, de esta hermosa historia que nos toca relatar. Fue ese el momento en que se dio a conocer el primer intento de edición de la Obra Completas para Órgano, que editaba la “Institución Fernando el Católico”. Los Coros cantaron, después de demasiados largos años oculto en casi olvido, ese hermoso Villancico polifónico que Pablo Bruna dedicó al Sacramento en su Corporales de la Colegial de Daroca, Venid, almas, venid, a 4 Voces y acompañamiento. El acto concluyó acercándonos todos los presentes al pie del órgano que durante toda su Vida tañó magistralmente Pablo Bruna, y descubrir una hermosa placa conmemorativa -cerámica y forja aragonesas- que así reza: Este órgano Pablo Brua, “río caudaloso de música …”
De vuelta a casa, después de esta lograda puesta en movimiento del Destino, Daroca, quedaba en pie con mayor insistencia la respuesta a ese que “hay que hacer algo, ¿qué hacemos?” Pronto, porque así lo requería un impulso creador tan motivado, José L. González Uriol planeó y concretó cómo y de qué manera iba a ser realidad ese Daroca, destino musical, que todos deseábamos. En 1979 se dio a conocer y se realizó memorablemente el primer Curso y Festival de Música Antigua de Daroca, y que en el presente año 2008 todavía se yergue orgullosamente en pie con la pronta realización de su trigésima edición.
Texto: Pedro Calahorra, Institución Fernando el Católico